sábado, 20 de julio de 2013

Sardinitas rellenas rebozadas

Una forma diferente de disfrutar una ricas sardinitas, muy sabrosa, original y sencilla a la vez, que además nos hace fácil dárselas a los más peques, a veces reticentes a comerlas.

Vamos a utilizar unas sardinitas medianas, ni la sardina típica de asar grandecita, ni sardinilla/xouba/parrocha.

Empezamos limpiando bien las sardinas, retirando las cabezas y cuidando que no nos queden restos de intestino, etc... Una vez limpias, las abrimos longitudinalmente por la mitad continuando el corte hecho para limpiarlas hasta la cola y además retiramos la espina con cuidado de mantener la cola en su sitio. Hecho esto, las ponemos a escurrir para que nos queden secas para el momento de prepararlas, nunca mojadas tras el lavado.

Para el relleno vamos preparando muy picado un diente de ajo, pimiento rojo, chalota, perejil fresco y jamón.

En el momento de prepararlas vamos colocando las sardinas abiertas y dentro el relleno que hemos preparado, sin exagerar la cantidad, procediendo a tapar con una segunda sardina. Es importante no pasarnos con el relleno ya que de lo contrario se nos abrirán a la hora de cocinarlas y ya no tendrán arreglo.

Una vez todas rellenas, vamos enharinando cada conjunto, eliminando el exceso de harina, para pasarlas después por huevo batido antes de poner a freír.

Las vamos haciendo en aceite de oliva bien caliente para que se queden doraditas por fuera, y nada secas en el interior.

Según las vamos retirando de la sartén, las vamos colocando en una fuente en la que habremos puesto papel de cocina en el fondo para que absorba el aceite sobrante y no nos queden aceitosas en el momento de consumirlas.

Una vez cocinadas todas, directamente a servir a la mesa, que no se enfríen, hay que consumirlas en el momento para disfrutar de todo su sabor, procurando no andar moviéndolas innecesariamente, aunque ya cocinadas no se nos van a abrir.

Un consejo:, cuando empecemos a freírlas, pondremos unos palillos de madera en el aceite para que éste no se nos queme y traslade ese sabor a las sardinitas; no se nos van a quemar los palillos, pero está comprobado que evitan lo que os he comentado.

Espero que os gusten y que las disfrutéis.

viernes, 5 de julio de 2013

Cochinillo asado

Un plato muuuy español, muuuy castellano..., y que creo gusta a casi todo el mundo, a nosotros consumidores de producto nacional exquisito y a los "guiris" (dicho desde el cariño...), que al principio tuercen el morro y hasta sienten pena por el animalito, pero cuando le hincan el diente a una de las orejillas tostadas o a una de esas tiernas patitas, pierden todo escrúpulo y reparo... Es el graaan cochinillo asado, en este caso a la segoviana.

Prepararlo es más sencillo de lo que parece, y el éxito consiste en que nos quede muy muy tierno y la piel tostada y crujiente. El tamaño ideal del cochinillo está a partir de los 4,5kg y hasta los 5/5,5kg, e importante que a ser posible sea de Segovia, ¿más caro?, SI, pero garantía de excelente calidad, sin lugar a dudas, y la diferencia tampoco es tanta.

Lo ideal es que nuestro carnicero nos lo entregue ya preparado, es decir, limpio, y cortado a la mitad longitudinalmente, incluida la cabecita del animalico...

Para un cochinillo, tomamos unos 200grs aproximadamente de manteca de cerdo fresca, 3/4 dientes de ajo, sal (gorda), laurel, tomillo, orégano y unos 300 cc de agua (un vaso y medio aproximadamente). El día anterior de cocinar, pelamos los ajos y los picamos muy menudos para posteriormente pasarlos por el mortero y dejarlos bien machacados, hasta que forme una pasta a la que vamos a añadir la manteca, acabando de mezclar un poco de tomillo y orégano además de la sal, no mucha, el objetivo es generar una pasta con todos los ingredientes.

Al día siguiente, vamos precalentando el horno, a unos 150º con buena antelación, aproximadamente una hora y mientras, vamos untando por la cara interior del cochinillo con la pasta preparada el día anterior para lo que nos vamos a ayudar de una brocha de cocina de silicona.

Si tenemos la posibilidad de utilizar una fuente de barro, mejor que mejor, si no, nos conformaremos con la que tengamos en casa, en la que colocaremos par de ramitas de romero, tres o cuatro hojas de laurel y el agua, colocando posteriormente las piezas del cochinillo con la piel hacia arriba y muy importante, sin mojar la piel .

Una vez colocadas las piezas de cochinillo en la fuente o bandeja, vamos pinchando la piel para evitar que durante la cocción se vayan creando burbujas y nos quede tostadita, pasando a continuación a untar toda la superficie con la manteca restante, a la que habremos dado un golpe de calor en el microondas para facilitar que quede bien repartida y uniforme por toda la piel.

El asar un cochinillo requiere tiempo y paciencia para que la textura de la carne sea tierna y jugosa, que se nos deshaga en la boca, pero no antes, para ello, los tendremos a media altura en el horno y sin voltear nunca las piezas a los 150º iniciales, remojando de vez en cuando con su propia salsa y vigilando que no se nos quede seco, por lo que si es necesario, añadiremos más agua en la base, nunca por encima, y si vemos que lo necesita, este proceso lo podemos prolongar algo más de la hora hasta que esté bien cocinado, pero insisto, es muy importante que no se nos quede seco, que siempre tenga su propia salsa a base de agua y su grasa en el fondo.

Cuando ya casi lo tengamos cocinado del todo, subiremos la temperatura del horno entre 180/190º, la que necesite para que en unos 15 minutos se nos tueste la piel sin llegar a quemarla y nos quede con ese rico acabado crujiente.

Lo sacaremos del horno en el momento de consumirlo con el tiempo justo de trocear las porciones individuales y emplatar, pudiendo acompañarlo con unas patatas a lo pobre, unas patatitas fritas como en este caso con unos pimientos rojo y verde también fritos.., o simplemente con una buena y generosa ensalada.

No nos olvidemos de la salsa sabrosa que nos queda en el fondo de la fuente!!, la pasamos a una salsera y a la mesa también, aunque no debemos echarla sobre la piel tostada ya que nos la reblandecería..., pero para sopetear con un rico pan de leñaaa.., no os digo nada...

Un buen vinito y ganas de disfrutarlo es lo que nos falta, por lo que ánimo y a por él, un Rioja tipo Marqués de Murrieta, C.V.N.E., Muga, Marqués de Riscal..., o un gran Ribera del Duero!!! tipo Pago de los Capellanes (muy bueno Reserva del 2009), Pago de Carraovejas..., bueno, que lo que hace falta es querer disfrutarlo... a vuestra salud!!

jueves, 27 de junio de 2013

Tarta de queso


Un postre muy rico y muy natural, que hoy, vamos a hacer dos variantes, muy pequeñas las diferencias, pero que dan como resultado dos sabores distintos.


Empezamos preparando la base de la tarta, para lo que vamos a coger 25 galletas María y las vamos a machacar bien machacadas hasta que parezcan harina de galleta. Luego, cogemos unos 150 gramos de mantequilla y la calentamos un pelín para que se ablande y poder mezclarla con las galletas trituradas para acabar haciendo una masa uniforme.



Esta masa la vamos a repartir en la base del molde desmontable más o menos por un igual y una vez distribuida la pasamos al horno, a 185º entre 10/15 minutos para acabar de hacer la base bien horneada.


Mientras se nos va haciendo la base, seguimos con el resto de ingredientes, el cuerpo de la tarta, para lo que vamos a batir tres huevos XL o cuatro normalitos, bien batidos con la varilla, una vez batidos, añadimos tres yogures naturales habiendo escurrido el suero, seguimos mezclando con la varilla...


A continuación añadimos tres cucharadas soperas de harina sin dejar de mezclar para que no se nos hagan grumos y una vez mezclado, añadiremos siete cucharadas también soperas de azúcar, que también seguiremos mezclando...


Una vez mezclado, ojo con la base que no se os pase!!, la retiramos y la ponemos a enfriar. Añadimos a la mezcla entre 250/300 gramos de queso cremoso para untar, del tipo Philadelphia, y aquí nos debemos de esmerar algo más con la varilla y mezclar bien y con ganas hasta que no haya grumos.., una mezcla homogénea y fina..


A partir de aquí, vertemos la mezcla en el molde con la base horneada y la metemos al horno a unos 180º unos 45 minutos de cocción, para lo que no la pondremos muy alta para que no se nos tueste por arriba, ya que esta tarta la vamos a cubrir con mermelada, si no la quisiéramos cubrir, entonces si, para que se nos dore por arriba. Por cierto, el molde no es necesario untarlo con mantequilla ni nada de eso, no se nos va a pegar... ella sola se despegará seguramente de los bordes.

A la mezcla, si queremos que se nos quede con un toque fresco y nada empalagoso, le sienta bien la ralladura de medio limón y unas gotas de su zumo recién exprimido, yo la he hecho de las dos formas, y me gusta más con el limón, esta variante es a gusto del consumidor...


Cuando se nos haya horneado y enfriado, pasamos a cubrirla y/o decorarla por encima, la típica y la que solemos ver y hacer todos es cubrirla con mermelada de fresa y si ya queremos rematarla bien, la podemos decorar con unas frambuesas y unos arándanos bien repartidos sobre la mermelada.



Otra opción, es recurrir a la mermelada de melocotón para cubrirla, en este caso siempre os recomiendo usar la opción de la ralladura de limón y el zumo, para acabar decorando con unos orejones, pasas moscatel y alguna cereza como en este caso...

Como podéis comprobar es muy sencilla de hacer, y también comprobaréis que está buenííííísima.., en cualquiera de sus variantes... Ea!! a disfrutar..

martes, 25 de junio de 2013

Patatas guisadas con bacalao


Un plato muy, muy rico. El bacalao es un pescado que no a todo el mundo gusta, pero para mi está buenísimo, y además se puede preparar de muchas maneras, da mucho juego y sabor a los platos. El secreto reside en que esté bien desalado y que sea de calidad, con un buen grosor, bien blanquito.


Empezamos picando bien menudo cebolla (en este caso de la roja que tiene más sabor), un pimiento verde, medio pimiento rojo, uno o dos dientes de ajo al gusto y lo vamos pochando todo en AOVE.


Mientras tanto, vamos pelando y cortando las patatas en rodajas gruesas para evitar que se nos puedan romper al cocinarlas, pasando a rehogarlas una vez pochadas las verduras.

Tras un par de minutos o tres rehogando las patatas, añadimos medio vaso de vino blanco y seguimos rehogando mientras se va reduciendo el vino y evaporando el alcohol. Seguimos removiendo con cuidado de no deshacer las patatas, de este modo sueltan su almidón y eso ayudará a que la salsa quede espesita.

Al mismo tiempo, vamos desmigando o cortando en tacos pequeños el bacalao, aproximadamente 250/300 gramos del lomo, la parte mas regular y de textura perfecta para este plato.


Una vez evaporado el alcohol del vino, cubrimos ligeramente con agua y esperamos que comience a hervir de nuevo. Añadimos un poquito de azafrán y removemos para que se mezcle bien en toda la olla. Por último, añadimos el bacalao y esperamos unos minutos para comprobar el punto de sal.


Cuando empiece a hervir de nuevo, añadimos unos guisantes al gusto, lo dejamos a fuego medio y lo cubrimos de agua lo justo para que todo el contenido esté cubierto, dejando que se hagan del todo las patatas vigilando que no se nos pasen. 

Después de unos pocos minutos ya tendremos perfectamente cocidas las patatas y una salsa rica y espesa que invita, como no, a dar buen uso al pan, sólo queda servirlo y disfrutarlo con un buen vinito blanco bien fresco.

Espero que os guste, es muy sencillo y rico a la vez.


miércoles, 5 de junio de 2013

Torrijas de vino

Vamos a preparar unas "torrijas" especiales, de vino, pero no un vino cualquiera, vino "Barrantes", un vino  gallego tinto joven, con cuerpo, muy tinto muy tinto, de ese que te cae la gota en la camisa y se queda ahí para toda la vida..., con cierta acidez, perfecto para que contraste con algo dulce..., vamos a utilizar en este caso un litro, y además no vamos a rebozar las torrijas, por tanto, no engordan en demasía :).

Lo suyo es aromatizar el vino previamente, para lo que lo vamos a poner a fuego medio con una ramita de canela y cinco cucharadas soperas de azúcar, lo vamos removiendo para que éste no se pegue en el fondo y de este modo conseguimos que se consuma gran parte del alcohol. Si alguien no puede tomar canela, o simplemente no le gusta, se puede obviar, e incluso podemos obviar el cocinarlo con el azúcar, por tanto usarlo al natural, pero nos quedarán algo fuertes según que paladares.

Una vez procesado y enfriado el vino, o no, lo vertemos en un recipiente amplio y hondo para empapar el pan previamente cortado en rebanadas, basta con colocarlo y voltearlo posteriormente ya que el propio pan absorbe el líquido por si solo; siempre lo voltearemos con cuidado de no romper las rebanadas.

En la sartén donde las vamos a preparar ponemos un poco de aceite de oliva, repito, poco, el suficiente para impregnar el fondo y que no se peguen las torrijas, como si las preparásemos a la plancha. 

Una vez caliente el aceite las hacemos por ambas caras volteándolas con cuidado, casi casi marcándolas nada más y con cuidado de que no se nos peguen.

Una vez hechas y retiradas, en caliente espolvoreamos un poco de azúcar por toda la superficie. A partir de aquí, esperar a que enfríen y a disfrutarlas!!! No he probado a hacerlas con un tinto tipo Sangre de Toro o similar, pero me da la impresión de que el resultado sería igual de bueno.., lo digo por si no tenéis la suerte de disfrutar de un Barrantes JJJJ.